¿Cuándo fue la última vez que pusiste atención a tu respiración?

Te invito a detener por unos minutos lo que estás haciendo, tomar asiento, cerrar los ojos y llevar toda la atención a la respiración, como si fuera la primera vez.

Identifica cuál es tu patrón o ritmo respiratorio y, en qué parte del cuerpo la sientes. Cuando la respiración ocurre en la zona de la clavícula, es superficial y más profunda en la zona abdominal.

La respiración está presente a lo largo de nuestra vida. Cuando respiramos llevamos aire y oxígeno a la sangre y al cerebro, con lo cual mejoramos nuestra calidad de vida. Podemos estar días sin comer, sin tomar, pero apenas unos minutos sin respirar. Sin embargo, la respiración se ha convertido en un acto mecánico que no practicamos correctamente.

Aprender a respirar

Aprender a respirar nos permite identificar nuestras emociones y estados de ánimo. Si sentimos estrés o tristeza, la respiración pierde su ritmo y se agita, es superficial e irregular. En cambio, cuando nos sentimos en paz, la respiración se regula, es más lenta y profunda; lo que nos ayuda a una mejor concentración, serenidad y relajación.

La respiración consciente renueva nuestra energía y nos ayuda a enfrentar sentimientos negativos de forma más adecuada.

En el yoga, la respiración es parte importante de la enseñanza, los yoguis de India lo llaman “prana”. Una práctica central es el pranayama mediante el control de la respiración conectándonos con estados de quietud y armonía.

Regálate unas pequeñas pausas en tu día, donde puedas tomar de cinco a diez respiraciones. Aquí te dejamos algunos ejercicios para que los puedas incluir dentro de tu rutina cotidiana.

Ejercicio 1: a tu ritmo

• Inhalamos a nuestro ritmo.
• Retenemos 5 segundos.
• Inhalamos un poco más.
• Retenemos lo que podamos.
• Exhalamos por la nariz.

Ejercicio 2: centramiento

– Inhalamos contando hasta 4
– Retenemos contando hasta 2
– Exhalamos hasta 4
– Hacemos una pausa hasta volver a respirar.

 

Diana Ante