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Joven de Malasia convierte basura en pequeños tesoros

Conoce a la joven que convierte la basura en un tesoro en Malasia. Su nombre es Sydney Steenland, quien ha vivido en un barco desde que era niña. Su familia se mudó al barco inicialmente después de tener dificultades financieras. Sin embargo, este estilo de vida único le dio a Sydney la oportunidad de ver partes del mundo con las que la mayoría de los niños solo podían soñar.

“Mientras viajábamos, vimos algunos lugares bastante asombrosos y una naturaleza exquisita, pero también vimos algunas cosas bastante horribles, como plástico por todas partes. No importaba a dónde fuéramos, en qué país estuviéramos, cuál era el estado financiero de la zona, siempre había plástico en todos los ambientes”, explica la joven de 17 años.

Toneladas de plásticos en el mar

Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, al menos 14 millones de toneladas de plástico acaban en los océanos del mundo cada año. Los desechos plásticos son el tipo de basura marina más abundante y representan el 80 por ciento de todos los desechos que se encuentran en todo el mundo.

Siendo testigos del alcance de la contaminación plástica en los océanos del mundo, Sydney y su familia decidieron establecer un proyecto de empresa social. El Sea Monkey Project recicla plásticos desechados y los convierte en souvenirs éticos.

El proyecto: The Sea Monkey Project

The Sea Monkey Project recicla plástico usando una máquina que la familia ha construido. Imagen La cara buena del mundo

The Sea Monkey Project ha logrado reciclar más de 22.500 productos. Además, han organizado cerca de 10.000 talleres educativos. Sydney y su familia iniciaron el proyecto cuando ella tenía tan solo 11 años, y lo bautizaron con el nombre del barco familiar.

“El proyecto recibió el nombre de ‘The Sea Monkeys’ porque mi hermano y yo éramos muy pequeños en ese momento. Éramos como pequeños monos en el mar, trepando por encima de todo en nuestro bote”, relata la joven.

Esta peculiar familia consigue reciclar el plástico que ellos mismos limpian del mar, utilizando máquinas que ellos mismos han construido, y que incluso, las distribuyen comercialmente para que otras empresas y organizaciones también puedan utilizarlas.

Para llevar a cabo la construcción de sus máquinas, utilizaron planos de código abierto de un diseñador industrial holandés llamado Dave Hakkens. “Tomamos su brillante idea y la sometimos a muchos procesos diferentes de prueba y error y finalmente creamos nuestras propias máquinas”, explica Sydney.

¿Cómo funciona?

Este proyecto está pensado, principalmente, para recoger el plástico desechado en mares y convertirlo en artículos de uso diario. De hecho, la máquina de reciclaje consta de tres módulos; una trituradora, que rompe grandes trozos de plástico en copos más pequeños. Una extrusora, que derrite escamas de plástico creando plástico fundido y un inyector que inyecta el plástico fundido en las cavidades del molde que se utilizará para producir estos útiles y preciosos souvenirs.

La familia de Sydney tiene su sede en Malasia, donde tienen 26 máquinas repartidas por todo el país. Desde 2018, el proyecto ha colocado 57 máquinas de reciclaje en otros 15 países de todo el mundo.

“Ofrecemos oportunidades de empleo a comunidades marginadas de todo el mundo. Brindamos empleo a los refugiados, quienes fabrican la mayoría de nuestros productos y organizamos talleres educativos”, dice el padre de Sydney, Carlos Steenland.

El corazón de The Sea Monkey Project
La educación está en el corazón de The Sea Monkey Project y Sydney imparte muchos de los talleres ella misma. “Imparto talleres y explico el proceso de reciclaje y animo a las personas a hacer sus propios productos reciclados utilizando nuestras máquinas.,” ella afirma. “También doy charlas en diferentes países sobre el problema de la contaminación plástica y espero inspirar a las personas a marcar la diferencia en sus comunidades.”, agrega Sídney.

 

⇒ Con información de Evisos y La cara buena del mundo

Denisse Espinoza