¿Se puede estar en riesgo y recuperar de inmediato la salud? Míralo aquí

 

Dulce como miel es la vida cuando todo fluye en armonía, los proyectos resultan como uno quiere y todo pareciera funcionar a la perfección a tu alrededor, pero ¿qué sucede cuando algo perturba tu salud? ¿Qué tiendes a hacer? En esos momentos, por lo general, se valora y añora mucho el estar sano.

Esto trae a mi memoria el nacimiento de mi tercer hijo, momento de mucha emoción, alegría y gratitud. Sin embargo, comencé a tener una hemorragia que a pesar de la pericia de los especialistas, no se detenía e hizo preocupar a la matrona de turno, enfermera, médico y más aún a mí.

La preocupación se sintió en el ambiente. Comencé a sentir angustia y temor. Me sentí vulnerable, cuando el médico dijo: “tendré que llevarte a pabellón, abrir el útero y ver qué está sucediendo.” En ese instante, recordé una posibilidad espiritual: la oración.

Le pedí a mi doctor que me diera una hora para ver cómo seguía, a lo que él asintió. De inmediato, en compañía de mi marido, conversamos la opción de llamar a una persona de la Ciencia Cristiana dedicada a apoyar en oración. Al enviarle un mensaje acerca de lo que estaba sucediendo, me respondió de inmediato con palabras de apoyo, que me fortalecieron. Reconocimos la presencia del Amor divino en aquel preciso instante, y eso me calmó.

Tomar consciencia de mi unidad con el Padre, quien es Amor infinito; que cuida de mí y que todo se encuentra bajo su control, en perfecta armonía y orden; me tranquilizó totalmente. Me sentí libre del temor. Cuando vinieron a verme una hora después, el médico, la matrona y las enfermeras me dijeron con asombro: “Te sanaste rápido”, “se detuvo la sangre”.

Esta situación fue muy significativa para todos quienes estuvieron ahí y sobre todo para mí, de poder constatar el poder del Amor que subyace y es capaz de transformar una situación de riesgo por un estado normal de salud.

Esto también me hizo reflexionar sobre el amor hacia mi hijo. El amor no por su piel, sus dedos o formas físicas, sino un amor que trasciende y ve su ser espiritual.

Además, la oración me mostró que yo no estaba en riesgo, por el contrario, siempre amada y cuidada por el Amor divino.