Recuerdo una noche, cuando iba al bachillerato, y estaba sentado en la mesa de la cocina con mi papá. “Quiero mostrarte algo”, me dijo, tomando su billetera y sacando de ella un cheque por un millón de dólares. Mientras yo recuperaba el aliento, me explicó que aun cuando el cheque estaba a su nombre, no podíamos gastar ese monto, al menos no todo.
  Conversando con unas amigas acerca de la adolescencia, recuerdo cuando pasé por un período en el que cuestionaba todo: ¿Quién soy? ¿Para qué estoy aquí? y varias otras preguntas. Éstas fueron contestadas poco a poco cuando comencé a estudiar el libro Ciencia y Salud con la llave de las Escrituras, escrito por Mary Baker Eddy. Una de las primeras respuestas que encontré allí fue “El hombre es la idea, la imagen, del Amor; no es el físico.”
  En los últimos años, el tema de la espiritualidad en el trabajo tiene una tendencia ascendente y varios sectores académicos y profesionales han comenzado a considerarla como una parte esencial e integral del desarrollo de la persona. “Si todos cambiamos internamente, el entorno también lo hará”, ésta es una frase de Joaquín Tamames, consultor financiero y conocido como uno de los fundadores de Fundación Ananta, que tiene el objetivo de difundir en el mundo de la empresa los valores de fraternidad y armonía.
  ¿Cuántas veces has dicho: “Quisiera que el día tuviera más horas”? Se piensa que si habría más horas, tal vez se lograría hacer con menos presión todo aquello que queda pendiente, o se desea tener días más cortos para que el ritmo de nuestra vida se desarrolle en pocas horas. ¿Hay alguna solución para esa presión del tiempo?
  Muchas personas no asocian felicidad con su trabajo, y el lunes no es un día que muchos anhelan. Pero se puede sobrellevar realizando una serie de acciones que harán que te sientas mucho mejor en el trabajo. Un estudio de Gallup en 2013 recogió datos de más de 180 millones de personas y reveló que solo el 13% de ellas se consideran «felizmente comprometidas con el trabajo».
 
  • Salud física y mental
El Dr.Mario Alonso afirma lo siguiente "Se ha demostrado en diversos estudios que un minuto de pensamiento negativo deja el sistema inmunitario en una situación delicada durante horas. El distrés esa sensación de agobio permanente, produce cambios muy sorprendentes en el funcionamiento del cerebro y en la constelación hormonal... Tiene la capacidad de lesionar neuronas de la memoria y del aprendizaje localizadas en el hipocampo. Y afecta a nuestra capacidad intelectual porque deja sin riego sanguíneo aquellas zonas del cerebro más necesarias para tomar decisiones adecuadas.