Cuando nos enfrentamos con conflictos ideológicos o con personas que se dejan llevar por sentimientos que provocan acciones de terror y destrucción, ¿cómo podemos contribuir a que se encuentre una solución? Pienso en eso no solo por los sucesos que pasan en el mundo, sino también por el conflicto en La Araucanía donde, desde marzo de este año, 12 recintos religiosos fueron incendiados.
  La magnitud que ha alcanzado la violencia en los últimos años hace que se encuentre actualmente entre las prioridades en salud. La educación y el entorno social y cultural desempeñan un rol decisivo en el desarrollo de las conductas violentas. Resulta más beneficioso y saludable para una sociedad no aceptar la violencia de ninguna forma y promover una cultura de valores, de respeto y de aceptación de las diferencias sociales.