27 Nov Un parto respetado es un nacimiento digno y lleno de amor
El parto respetado es un proceso en el cual la mujer es protagonista activa de su embarazo, parto y puerperio; en el que es tratada con respeto y puede estar acompañada por quien elija. La mamá respetada, además, recibe información completa y adecuada para la toma de decisiones. Es considerada una persona sana y es tratada como tal
Se respeta los tiempos biológicos y psicológicos de la mamá y el bebé, y evita las prácticas invasivas innecesarias.
En algunos países, el parto respetado está garantizado por ley, como en Argentina, en donde se promulgó el 2 de Octubre de 2015 la Ley de Parto Humanizado Nº 25.929, que promueve que se respete a la familia en sus particularidades (como raza, religión y nacionalidad) y que se la acompañe en la toma de decisiones seguras e informadas.
Esa ley es pionera en el mundo, ya que, en otros países, si bien existen legislaciones que regulan en mayor o menor medida el tratamiento de la madre, el recién nacido y su familia en el parto, están en el marco de leyes más amplias, y no son específicas.
Independientemente de la normativa, todas las mujeres tienen derecho a ‘parir como quieren’: a estar informadas, tomar elecciones conscientes sobre su propia salud y la de sus hijos, y a estar acompañadas.
Lo que hay que saber sobre el parto respetado…
Cómo sí debe ser
∗ La familia debe recibir información claro sobre el proceso del parto y el estado de salud del bebé.
∗ Tener contacto entre la madre y el bebé desde el primer minuto de vida y durante el tiempo que permanezcan en el centro de salud.
∗ Recibir un trato respetuoso considerando su intimidad y la elección de quien la acompañe durante el parto.
Cómo no debe ser
∗ El equipo de salud toma las decisiones sobre los procedimientos sin informar a la mujer y su familia.
∗ El equipo de salud limita el contacto inicial entre la madre y el bebé.
∗ El equipo de salud obstaculiza la elección del acompañante que la mujer elige.
Acorde con las últimas evidencias científicas, acompañadas de profesionales idóneos, en un ambiente cálido y afectuoso. El respeto que piden va más allá del trato cariñoso y educado hacia la mujer que está de parto.
Respeto significa también respeto al cuerpo, al tiempo, al bebé, a la fisiología de cada parto.
Se puede hablar de cuatro tipos de respeto:
– A la fisiología del parto: no hacer nada que vaya en contra de la misma, por eje: obligar a la embarazada a permanecer tumbada yendo en contra de la gravedad y dificultando por tanto el descendimiento del bebé por el canal del parto.
– A los deseos y necesidades de la mujer: no impedirle que coma o beba, que esté acompañada por quien ella considere oportuno en cada momento, etc.
– A los derechos de la mujer como usuaria del sistema sanitario: fundamentalmente su derecho a la información (existencia de complicaciones, ventajas e inconvenientes de los posibles tratamientos) y a decidir libremente.
– A los derechos del bebé, principalmente a estar en contacto con su madre desde el primer momento y poder disfrutar de la lactancia materna sin interferencias.
El parto seguro y respetado no es un parto en casa ni un parto hospitalario. Es un parto donde la mujer ha podido elegir, se siente segura, confía en su cuerpo, y el profesional que le atiende, además de conocer y respetar la fisiología femenina, conoce los riesgos de las intervenciones y no las practica de forma injustificada.
Pero es también un profesional que sabe escuchar, y detectar si hay algún problema, y si verdaderamente lo hay, sabe informar e intervenir de la mejor manera.
Todas las mujeres, bebés y familias tienen derecho a un parto y nacimiento respetado, humanizado y sin violencia. Es responsabilidad de toda la sociedad que este derecho sea cumplido.
⇒ Con información de El Parto es Nuestro, Msal, y La BioGuía