2015 llegó obligándonos a poner el grito en el cielo por los altos e inéditos niveles de contaminación mundial alcanzados y, lamentablemente, se marchó de la misma forma o aún peor. Aunque aún muchos no quieran reconocerlo, el medio ambiente está más presente que nunca y cada día pide más a gritos nuestra ayuda.
  Cuando se piensa en los bosques, una de las primeras relaciones que se hace comúnmente es aquella de que son “los pulmones del planeta”. Y es muy cierto. Los árboles purifican el aire y contribuyen a la vida en la Tierra, no solo la de los seres humanos sino también la de infinidad de especies que dependen de ellos para su subsistencia.
  ¿Qué haces con un lápiz de madera después de haberlo gastado hasta un punto en el que ya no te resulta cómodo usarlo? Con toda seguridad, tu respuesta no es otra que “tirarlo a la basura”… Pero, ¿y si el lapicero en lugar de goma tuviera semillas de flores y vegetales?
  El suelo está vivo, hay que protegerlo y alimentarlo porque cuando se ignora este hecho la rica vida biológica que contiene disminuye, o muere de plano. Si esto ocurre las plantas crecen débiles y están expuestas enfermedades y plagas. Para mantener la fertilidad y conseguir que las plantas crezcan sanas debes conseguir un suelo equilibrado, sano y fértil.
  Los océanos son un lugar de grandes bellezas, además de ser importantes para el alimento, transporte, recreación, fuentes medicinales,  energía, entre otros. Sin embargo, están sufriendo debido a las múltiples actividades humanas.