17 Nov Verde y abundante es la posible solución al calentamiento global
Para un geoquímico holandés la clave contra el aumento de la temperatura está en un mineral que abunda en todo el mundo y que es muy fácil encontrarlo bajo tierra.
Olaf Schuiling es el geoquímico que cree que la solución al calentamiento global está en el olivino, un mineral de color verde que está en el suelo y se encuentra de manera abundante en todo el planeta. «Permitan que la Tierra nos ayude a salvar a la Tierra», dijo el científico de 82 años en su oficina de la Universidad de Utrecht.
Según explicó, el olivino tiene la capacidad de eliminar el dióxido de carbono de la atmósfera, este mineral viene cumpliendo esta función de manera natural desde hace miles de millones de años y la propuesta de Schulling consiste en acelerar el proceso.
Su idea es esparcir el olivino en campos, playas, además de usarlo para diques, caminos y hasta en areneros. «Espolvoree esta piedra triturada y a la larga se retirará suficiente dióxido de carbono para reducir el ascenso de las temperaturas globales», sostuvo al diario The New York Times.
La idea del geoquímico hace parte de una serie de varias propuestas para reducir los niveles de las emisiones del gas causantes del efecto invernadero y que son conocidas como soluciones de geoingeniería.
Muchas veces fueron consideradas como materia de fantasía, pero la gravedad del problema ambiental es tan alta que ya empiezan a ser consideradas por diversos sectores. Hay otros enfoques que son, a priori, más rápidos y más realizables que la propuesta de Schuiling, aunque más arriesgados.
Algunos proponen crear una suerte de sombrilla alrededor del planeta al esparcir gotitas reflejantes en la estratósfera o rociar agua del mar para crear más nubes sobre los océanos y así reducir la cantidad de luz solar que llega a la superficie. Esto significaría que menos calor fuera atrapado y la temperatura caería.
La solución que planteó Olaf tardaría décadas en obtener sus primeros resultados y los procesos de minería, pulverización y transporte de millones de toneladas del olivino producirían grandes emisiones de carbono por sí solos.
Schuiling lleva años hablando de su idea en Holanda y como resultado de esta iniciativa, este país se ha vuelto un semillero del olivino. Se puede notar la piedra aplastada en caminos, jardines y áreas de juego. La perseverancia del científico generó una investigación.
Los detractores ven en la geoingeniería un intento por combatir el cambio climático que desviaría a la humanidad del objetivo de eliminar las emisiones de dióxido de carbono que causan el problema en primer lugar. Creen, asimismo, que manipular la temperatura podría traer consecuencias como cambios en las precipitaciones pluviales, que podrían ser catastróficas para algunos y benéficas para otros.
Al respecto, Enrique Maurtua Konstantinidis, de la Red de Acción Climática Latinoamericana, rechazó la iniciativa: «La geoingeniería es muy delicada. Hay mucha innovación, pero desde una perspectiva ambientalista, ponerse a interferir de manera deliberada en el sistema climático puede tener muchísimas consecuencias, y en este momento tenemos soluciones verdaderas. No hay que esconder el monóxido de carbono, sino dejar de emitirlo».
También preocupa que sea utilizada de manera unilateral por un país y genere conflictos geopolíticos. En el Real Instituto Holandés de Investigación Marina, un ecologista investiga la idea de esparcir olivino en el fondo del mar. En Bélgica, por ejemplo, investigadores de la Universidad de Antwerp estudian los efectos del mineral verde en cultivos como la cebada o el trigo.
Por ahora, se destina muy poco dinero a la investigación de la geoingeniería. Las perspectivas de apoyo gubernamental para cualquier clase de prueba en la materia parecen escasas en países como Estados Unidos, uno de los principales emisores de dióxido de carbono del mundo, donde muchos legisladores niegan incluso que un cambio climático esté ocurriendo.
⇒ Fuente: Infobae