Agricultores en el desierto cultivan hortalizas y vegetales

La creatividad, la necesidad y las ganas de salir adelante pese a toda adversidad, son evidentes cuando se tiene las ganas. Jordania, es un ejemplo de ello, que con esta iniciativa demuestra cómo la agricultura puede adaptarse a los desafíos del cambio climático y la falta de agua, aún en pleno desierto.

En la costa jordana del Mar Rojo, en Aqaba, están localizados agricultores del desierto laborando. El lugar se llama Sahara Forest Project donde los cultivos de pepinos, pimientos y maracuyá están surgiendo.

¿Cómo funciona?

La granja en el desierto funciona íntegramente con energía solar y agua de mar. Los paneles solares proporcionan energía para un sistema que evapora el agua de mar, manteniendo el aire fresco y húmedo en los invernaderos y eliminando la sal. Alrededor de los invernaderos, se cultivan plantas resistentes a la sal en setos para brindar un mayor enfriamiento.

Bajo la sombra de los paneles solares, crecen cultivos que no podrían sobrevivir con luz solar directa, como hierbas y ensaladas. Los trabajadores polinizan manualmente las plantas y utilizan avispas para controlar las plagas de manera natural. También se están desarrollando procesos para convertir los desechos de la granja y otros negocios cercanos en fertilizantes, enriqueciendo así el suelo en lugar de agotarlo.

Producción de alimentos de manera sostenible

Kjetil Stake, director gerente del Sahara Forest Project, enfatiza que en muchas ocasiones se daña la tierra en la producción de alimentos, pero su proyecto demuestra cómo esto puede revertirse, produciendo alimentos de manera sostenible. La cosecha principal de este año son los pepinos tipo snack, que se enviarán a Noruega en otoño. En cosechas anteriores se incluyeron ensaladas, batatas, frijoles y hierbas. Además, se han ofrecido verduras del Sahara Forest a los pasajeros de cruceros de la línea Costa.

Agricultores del desierto

Ahora que los agricultores del desierto han demostrado que su idea funciona, el proyecto se está ampliando. Se está excavando un oleoducto para reemplazar los camiones que han estado trayendo el agua de mar, haciendo posible que toda la operación absorba más carbono de la atmósfera del que pone.

La esperanza es emplear a 200 personas en Aqaba y llevar el sistema a más lugares desérticos. Ya hay un proyecto en marcha en Túnez, y Stake dice que “todo el norte de África es una oportunidad”. Los patrocinadores del proyecto incluyen al gobierno noruego, la Unión Europea y la Fundación Bellona, una ONG noruega.

El proyecto también tiene un aspecto social, ya que la granja ha ayudado a crear puestos de trabajo y, junto con la Universidad Técnica Al Hussein, ha proporcionado formación a jóvenes ingenieras.

“Los científicos del clima dicen que necesitamos un cambio radical en la forma en que producimos alimentos. Y es por eso que, en los últimos cuatro años, hemos demostrado en Aqaba que es posible hacer algo sobre esos desafíos: usar agua salada, desiertos y CO2 para producir lo que más necesitamos: alimentos sostenibles, agua y energía limpia”, afirma Stake.

 

 

⇒ Con información de El Tiempo y Sahara Forest Project

Denisse Espinoza