Llevaba casi 15 de horas de viaje, tres países, dos aviones, los trastornos de la mala noche, y el cuerpo adolorido. Finalmente, el anuncio del piloto “damas y caballeros, abrochen sus cinturones de seguridad, estamos a punto de aterrizar en la ciudad de Barcelona”, o algo así… no lo recuerdo con exactitud.
Recuerdo una noche, cuando iba al bachillerato, y estaba sentado en la mesa de la cocina con mi papá. “Quiero mostrarte algo”, me dijo, tomando su billetera y sacando de ella un cheque por un millón de dólares. Mientras yo recuperaba el aliento, me explicó que aun cuando el cheque estaba a su nombre, no podíamos gastar ese monto, al menos no todo.
Los ángeles han existido desde el comienzo de la creación. Son seres que provienen de la parte inferior de la región sutil del Cielo (Swargaloka) y en cuanto a jerarquía ocupan el lugar más bajo dentro de los seres sutiles positivos. Su principal propósito es actuar como mensajeros para las deidades de más bajo nivel en la parte más baja de la región sutil del Cielo (Swargaloka).
Este viaje empezó al hacer dedo en Argentina y concluyó en Caleta Tortel. Aunque en la segunda parte la historia continúa más al sur. Escribir sobre el recorrido a la Carretera Austral se torna complicado, lo recordamos casi todo, guardamos muchas fotos que al verlas nos trasladan hasta esos lugares remotos, pero las anotaciones que conservan nombres, datos precisos, información importante y demás cosas que se plasman sobre un papel, desaparecieron de mis manos cuando perdí la pequeña libreta –diario– donde apuntaba lo que vivíamos y sentíamos cada día.