Utrecht convierte paradas de autobuses en refugio para abejas

Transformar más de 300 paradas de autobuses en estaciones ecológicas y refugio de abejas, es la idea de Utrecht, la cuarta ciudad más grande de los Países Bajos.

Esta ciudad es un ejemplo de la frase ‘querer es poder’, siempre buscando soluciones que ayuden al medio ambiente desde un entorno urbano. Así buscan transformar más de 300 paradas de autobús en estaciones ecológicas. Así, esta ciudad medieval se ha convertido en un ejemplo inspirador para el resto del mundo.

Aprovechamiento de espacios públicos

Las autoridades están aprovechando los espacios públicos para mejorar la salud de la ciudad y aumentar los espacios verdes.

La idea se trata de remodelar 316 paradas de autobús, equipándolas con “techos verdes”. Los techos que están cubiertos de flores de sedum (Son plantas anuales o perennes, hojas carnosas y bella floración) que actúan como un oasis para las abejas. Requieren muy poca agua para sobrevivir, por lo tanto poco mantenimiento.

 

Beneficios de los techos verdes

Ya no solo se trata de dar refugio a las abejas, las plantas también ayudan a absorber el agua de lluvia, regulan la temperatura, capturan el polvo o los contaminantes del aire. Por no mencionar otros muchos beneficios, incluyendo: reducir la contaminación acústica, reducir el estrés, aumentar la biodiversidad, embellecer la ciudad, absorber el carbono y mejorar la calidad del aire.

La remodelación realizada en la cubierta, se han instalado bancos de bambú y cambiado toda la iluminación por lamparás LED eficientes con la intención de proporcionar un espacio más sostenible.

 

La idea

La idea parte de una necesidad de mejorar las condiciones de vida y salud de los vecinos utilizando al máximo el espacio público, concienciando y además, ayudando a la naturaleza, creando un espacio bee-friendly (Amigable con las abejas).

Las abejas se sienten atraídas por las plantas y flores en el techo, no por las personas sentadas debajo del techo. Las abejas no son agresivas en absoluto. A menudo se confunden con las avispas agresivas, pero realmente no hay necesidad de temer a estas abejas ocupadas en estos techos verdes de las paradas de autobús.

Las estadísticas

Según las estadísticas, 358 especies de abejas viven en los Países Bajos, pero más de la mitad de ellas forman parte de la lista roja holandesa, un catálogo que incluye especies en peligro de extinción.

Las paradas de autobuses verdes son solo una de las medidas que Utrecht ha adoptado para combatir los efectos del cambio climático. Esta ciudad, también se ha comprometido a tener un sistema de transporte público libre de emisiones de carbono para el 2028, y el primer paso fue introducir 55 autobuses eléctricos a fines de 2019.

Las abejas en la ciudad

La FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) calcula que, de unas 100 especies de cultivo que proporcionan el 90 % del alimento a nivel mundial, 71 especies, se polinizan gracias a las abejas.

Solo en Europa, el 84% de 264 especies de cultivo depende de la polinización intermediada por animales, y 4.000 variedades vegetales existen gracias a la polinización llevada a cabo por las abejas ¡Casi nada!

Estudios recientes

Otro tema importante que se señala en este estudio reciente de la University of Michigan. Se descubrió que la proporción de abejas silvestres por sexo se volvió mucho más masculina en las zonas urbanas.

Las abejas hembra y los machos de la misma especie a menudo polinizan diferentes especies de plantas. Como resultado, una disminución en las abejas hembra tiene el potencial de limitar los servicios de polinización para parte de una comunidad de plantas determinadas.

Sin cortar que, las tasas de reproducción de las abejas y su capacidad para mantener a las futuras generaciones de abejas polinizadoras se ven afectadas.

Más gente en las ciudades, significa más casas y una mayor carga en el suministro de alimentos y, por lo tanto, la necesidad de más agricultura y refugio para abejas.

La otra cara de la moneda es que las abejas y otros insectos polinizadores están siendo progresivamente expulsados de sus hogares naturales. Las zonas rurales están disminuyendo en respuesta directa a la propagación del hormigón. Y, a la pérdida de hábitat, se suman las amenazas de los insecticidas y el calentamiento global.

Tener espacios en las ciudades que favorezcan su actividad polinizadora nos ayuda a todos.

El objetivo final, es incorporar el espíritu de la apicultura en el tejido mismo de la planificación urbana, para hacer que los espacios en los que vivimos los seres humanos sean lo más acogedores y nutritivos posibles para nuestros pequeños vecinos. De este modo, las ciudades se volverán refugio para abejas, más verdes, más espaciosas, más sociales, más amistosas y, por supuesto, más vivas.

 

⇒ Con información de Ovacen y Noticias Ambientales

Denisse Espinoza